Amebas insolidarias

Sí, este es el nombre adecuado. Tras mi regreso al mundo de a pie y el transporte público en espera de mi soñada bandida, recuerdo el motivo por el que me empeñé en ir en moto al trabajo.
Ayer, sin ir más lejos, fue una mañana con algo de lluvia. Paraguas, charcos, barro, la misma mierda de siempre. Y los mismos gilipollas. En su afán por pensar en el resto de la gente, algunas brillantes mentes se dedican a poner el paraguas mojado en el asiento del al lado en el autobús. De puta madre, con dos cojones.
Es para meterles el paraguas por el culo, y luego abrirlo (gracias Joe Hallenback).